Dicen que todo comienza con un primer paso. Podría parecer que todo empieza con un pensamiento asociado a un idea. Pero si me detengo en esta reflexión, puedo ver como todas las historias de los que me precedieron convergen en la mía, que de forma silenciosa tocan los hilos de cada decisión que tomo.

Visto de esta manera, los pasos que he ido dando en mi vida me conducen, de manera casi imperceptible, al lugar en el que estoy. Ahora mismo, pisando el suelo de un enorme barco que me lleva en sus entrañas para trasladarme a otro lugar. Miro la estela que deja en su recorrido, un azul turquesa intenso pespunteado por el encaje de su espuma, da el marco perfecto donde puedo comprender que en la experiencia vive la constante transformación. La belleza de su profundidad se espeja con una mirada interna y allí, en el fondo, se desvanece todo el recuerdo de quien fui o de quien soy para dar lugar al instante presente abierto a lo incierto.

Si locura es salir de lo establecido, creando formas nuevas que me despojan de condicionamientos ¡Bendita locura!. Tal vez lo-cura es lo que cura, porque si me anclo a las situaciones como una forma de permanecer amarrada en un puerto seguro ¿Cómo podré recorrer mi mundo interno? ¿Cómo podré descubrirme andando las experiencias de mi vida? Todo es movimiento, todo es constante transformación. Como dijo Einstein “locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados distintos”. Pretender que algo externo nos saque de la incomodidad nos empequeñece y nos separa de la fuerza que nos conecta con la vida.

Una brisa fresca cargada de sal humedece mi cara que sonrojada por el sol se rinde a la felicidad que desafía la rutina, lo establecido, lo que “debe” ser. Es una agradable sensación de estar revelándome contra las reglas que miden y acotan los espacios internos. Una especie de rebeldía adolescente que confronta los límites impuestos. Una experiencia que me permite ver como se abre el camino mientras lo ando y me brinda la oportunidad de conectarme con algo más allá de lo físico, dispuesto a continuar sin conocer la dirección del siguiente paso.

Hoy empieza otra aventura. El desafío es estimulante, diría que hasta provocador, porque diluye la solidez de lo que se aferra a la rigidez. Me fascina como todo va encajando y me va dando la posibilidad de vivirlo con la dosis justa de vértigo, sin que el miedo me paralice. Es como el toque de picante justo que se adecua a mi paladar sin incomodar y habilita el disfrute.

Llevo todo mi equipaje sobre cuatro ruedas. Se terminaron las paredes pegadas unas a otras cual lego aglomerado en medio del cemento y comienzan las vistas a distintos paisajes.

¿Te animas a dejar atrás lo que “crees que necesitas”? ¿Te animas a despojarte de cosas para quedarte con lo esencial? ¿Te animas a soltar lo que te ata?

Te invito a revolucionar tu propio sistema de creencias, te invito a probar y degustar para poder elegir, te invito a permanecer en silencio y sentir como late tu piel. La vida te recorre y te atraviesa a pesar de lo que piensas.

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