Contra viento y marea
03/03/2021 2022-02-15 15:44Contra viento y marea

Contra viento y marea
Hoy amaneció lloviendo, el cielo estaba gris y por la calle corría el agua que bajaba de los techos. Salí a sacar un bolso del coche mientras esquivaba las gotas, y la vecina dijo: – ¡qué pena este día tan feo, con lo lindo que estuvo ayer! En ese momento solo atiné a asentir con la cabeza y la saludé agitando la mano. Cuando entré en casa me sentí abrumada. Recordé todas las situaciones en las que había vivido experiencias de desagrado solo por el hecho de que no se adecuaban a como yo creía que tenían que ser.
¿Algo tan natural como la lluvia había vuelto malo el día?
¿Cuántas veces viví el presente como un error?
Una vez el día de playa se truncó por “culpa” del viento, otro en el que había quedado con amigos para salir en lancha se suspendió por “culpa” del mar bravo y también recuerdo cuando el fin de semana de acampada se canceló por el granizo. ¡Qué puntería tenía el tiempo para chafarme los planes!
De repente empecé a reír y esto se mezcló con una sensación de ternura. Había comprendido algo muy simple: “no vemos, interpretamos”.
A mayor frustración mayor incomodidad, a mayor incomodidad mayor necesidad de huida. Así el caos está servido, instalado en nuestra mente cual defecto a extirpar.
– Yo no quiero estar triste- dijo convencida.
¿Acaso la vida no es constante enseñanza? ¿Si estoy triste no será para que yo vea algo?
No queremos que se de lo que se está dando porque queremos que sea distinto.
Vamos por la vida creyendo que lo que sucede no es perfecto porque en nuestra mente teníamos una idea futurista que no encaja en el presente. No asumimos que la naturaleza se expresa y simplemente es, así como no permitimos que nuestra naturaleza se exprese y simplemente sea. Por eso luchamos contra viento y marea para ser diferentes a quienes somos, para al fin ser valorados, reconocidos y amados. Anhelamos que la solución venga de fuera porque la comunicación con nuestra esencia está en cortocircuito. Y nos enfadamos porque los responsables externos no solucionan lo interno.
Volvamos la mirada adentro, volvamos a sentir el latido, volvamos a restablecer el diálogo, pero sobre todo retomemos el vínculo con nuestro ser. De ahí en más todo estará en su sitio y será perfecto.
Ahora vete al bosque a explicarle por qué la lluvia ha estropeado tu día.